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martes, 30 de diciembre de 2008

Los errores

¿Quién que aquí ha vivido no ha sufrido por ser? Mira a tu alrededor y sabrás que ser no es más que sentir, por gozar del momento previo al no ser... Refrescante sensación, zumbido ideal, el viento se desliza suave por su piel, como el cual esquife que sin rumbo tomamos decisiones en el momento, delante, atrás… mas el columpio no avanzara más.

Imprevisto, falla de momento… el dolor de la pequeña se descifra en su mirar, pues sus ojos colmados están del brillo ideal de diamante terrenal… Con temor al columpio mira y como el roció invernal su llanto recorre la más tierna mejilla que se haya visto jamás…

Nueva reflexión, sonrisa alentadora, valentía sus pasos toman pues aquel dolor pasajero no la molestara mas… esclava del amor la humanidad camina por el mundo con miedo a ver atrás… sonriéndole al dolor, toma un nuevo rumbo, pues te aseguro caerás, mas no debes sentirte derrotado por caer, debes sentirte derrotado por tener MIEDO a caer, esto es normal.

Gritas Mi Nombre

¿Soy yo? – Te preguntas - ¿Eres tú?

E intentas, entonces, definir la miel que me anida los ojos, las eses sibilantes que solían susurrar soliloquios al borde irreverente de mi seno izquierdo, el odio que mi nombre – Sheila- te causaba y el amor que aún pervive enredado a las seis letras que lo forman, me forman, me conforman: Sheila. Y Sheila que te lleva encadenado a los tobillos…

Lo que aun desconoces es que hoy, ahora, en este momento, ya no eres tú, que eres otro y, por serlo, dejas de ser aquel que fuiste. Tú, si… ¿Eres o no eres? ¿Acaso puedes afirmar certeramente que sí, que eres y eres tú? Tú, fantasma favorito y más amado o tú, que buscas a mitad de mi vientre el aura de las noches que asesinamos juntos…

¿Serás entonces él o serás tú? Sera solo que es Bradbury, será que es son de saxo, será que son de esas las nostalgias azules que esponjan la cintura si tú me zarandeas. ¿Tú? ¿O será él? Y en medio alguna lagrima que se pierde en la lluvia. En el fondo de tu maltrecha cabeza te buscas y, al buscarte, me tropiezas. Soy yo y es mi recuerdo. Caminas. Sigues la suave curvatura de mis libros.

Caminas. Crees hallarme y gritas – una vez más- mi nombre: Sheila.

El eco, solo el eco. El eco que te devuelve los ecos de mi risa… Lejana. Débil. Pérfida. Miras a tu alrededor y en vez de mis uñas rotas, raídas, roídas, ralladas de blanco en el esmalte violeta, te saludan las alas transparentes de un viejo escarabajo a medio morir. No, no eres tu causa de su agonía, no fue tu pie el culpable, no lo has pisado hoy, ni antes, ni después… Es, entonces, que te das cuenta:

-Creo que se. Se. Debe ser así. Hay un centro. Debe haberlo… El centro de la biblioteca. Del laberinto – pero no estás seguro- Únicamente buscas como buscan los ciegos, cayendo, tropezando. No sabias, ahora ya lo sabes. ¿No lo sabes?

Basta seguir el rastro de tu voz de ayer. Lo encontraras. Caminas. Sin hambre. Sin miedo.

Caminas… Yo Solo me río… y, pese a la risa, te amo.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Sentimientos ocultos


En mi corazón he creado paredes de protección con el propósito de no ser dañada por aquel concepto llamado amor, aquel sentimiento. Pero con el tiempo y el aislamiento se da uno cuenta que esos muros, que estas paredes fueron puestos ahí como protección pero se han terminado convirtiendo en nuestra propia prisión. Me he puesto a pensar que la vida nos pone en nuestros caminos cosas buenas y malas, también nos pone relaciones buenas y malas, a veces la persona con la que estas y crees que ese si va a ser diferente a los demás, después ves que no era asi. Yo por ejemplo, conocí a alguien que realmente me gusta y estoy tratando de alejarlo de mi, me detuve por miedo, o porque no quiero demostrar lo que en verdad me interesa, o por no querer volver a ser lastimada. Pero me di cuenta, que si cada ves que me lastiman he aprendido algo, ¿Por qué ahora no puedo aprender de esto?